jueves, 22 de enero de 2015

Artículo Invitado: Emprendimiento cultural y la propiedad intelectual



Vamos a romper la regla. Un buen amigo, Carlos Guridi Canizales, nos envió un artículo de más de 3 Párrafos, que queremos compartir en este espacio. 

Emprendimiento cultural y la propiedad intelectual

Por Carlos Guridi Canizales,

En México el desarrollo de las actividades culturales y fomento a las artes que es financiada por capitales públicos y privados, se ha convertido en una industria que ofrece productividad e intercambio comercial con el resto del mundo. La industria cultural aporta el 2.7% del PIB en nuestro país (379 mil 907 millones de pesos)[1].

La viabilidad del emprendimiento cultural debe iniciar con el reconocimiento de que las creaciones artísticas o culturales corresponden a un segmento industrial reconocido actualmente como industria de los contenidos.
Se trata de un sector económico  con una capacidad muy amplia para emprender negocios que pueden ser diversificados, sobre todo por la influencia actual de las nuevas tecnologías. De acuerdo con algunos estudiosos esta industria se divide en 11 segmentos específicos[2]:

1. La industria editorial; 2. La industria del cine; 3. La industria de televisión; 4. La industria de la radio; 5. La industria discográfica; 6. La industria de contenidos para celulares; 7. La producción musical independiente; 8. La producción audiovisual independiente; 9. Los contenidos para Web; 10. La industria de los juegos electrónicos (games); y 11. Los contenidos producidos para la convergencia digital (cross media).

La conformación de esta tipología que trasciende sobre las plataformas digitales permite reconocer a la economía cultural como un fuerte motor de negocios que pueden ser desarrollados por iniciativas independientes, lo mismo que por pequeñas empresas.
A través de esta tipología se puede observar un universo de negocios casi ilimitados para los creadores a partir de generar estrategias de valor agregado para cada una de las obras que proyectan en el quehacer cultual. 

Citando un ejemplo podríamos tener una novela completa lista para ser publicada por la industria editorial, transformarla en un guión cinematográfico y convertirla después en un video juego.  Las combinaciones son indeterminadas y el universo de obras colaterales a generar, todo a través de un  procedimiento muy sencillo  que se basa en el registro de marcas y derechos de autor.

De acuerdo con la documentación de Cosette Castro la industria cultural abarca aquellas actividades que combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos que son inmateriales y culturales en su naturaleza, es decir producen bienes simbólicos y de valor, por tanto son productos que se protegen a través de los sistemas de propiedad intelectual.

El desarrollo de una dinámica de negocios en el ámbito de la cultura debe estar aterrizado en un plan que proyecte a cada obra con el potencial comercial que le corresponde, y tener siempre en cuenta que el valor para cada una de estas obras depende del nivel de protección de propiedad intelectual que se tenga de ellas, ya sea para crear subproductos por cuenta propia o poderlas licenciar a terceros que generaren valor en  los distintos segmentos industriales.

La protección de la propiedad intelectual para las obras culturales abarca a los derechos de autor pero también a la creación de bienes de la propiedad industrial como lo son las marcas. Esta última cualidad abre un potencial enorme a la comercialización de productos de origen artístico y cultural, como podrían ser los nombres de personajes en el caso de una obra literaria, el nombre propio de una obra creativa, las ilustraciones de una obra gráfica, por citar algunos ejemplos.   

Algunos modelos de negocios bastan para proyectar el potencial de la creatividad en México: la empresa Huevocartoon que inició con ilustraciones animadas y que ahora está asociada a diversos productos de consumo; con una historia similar están la producción derivada de la marca de Distroller que el día de hoy se consume en una decena de productos utilitarios con su popular virgen de Guadalupe y otras ilustraciones.
Hay que considerar que en la cúspide de esta pirámide de negocios están las grandes corporaciones propietarias de los medios que por la propia evolución de las tecnologías tienen presencia en casi todas las actividades segmentadas en la industria de los contenidos, no sin dejar de tomar en cuenta también a las grandes cadenas de consumo que se valen de la condición creativa de los negocios culturales para ofertar sus productos. Ellos son las primeros oferentes de este mercado y necesitan trabajar con obras debidamente protegidas por sus autores.

En este contexto es que el primer paso para crear un plan de negocios que transforme al producto cultural en una diversidad de obras comercializables es hacer un proceso de gestión adecuada de protección a su propiedad intelectual.


Sobre Carlos Guridi Canizales
Es egresado del Conservatorio de Música de Baja California en la carrera de composición. Estudió también realización cinematográfica y guionismo en el Centro de Estudios Cinematográficos Cinefilias. Actualmente se dedica a la producción musical cinematográfica; a la producción ejecutiva de cine y televisión, y como gestor cultural evalúa bienes y productos artísticos para orientar a sus creadores en sus esfuerzos de venta y apertura de mercados. Visita su sitio Web: http://carlosguridi.com/ 




[2] Industria de los Contenidos en Latinoamérica: Castro, Cossete, 208. http://www.razonypalabra.org.mx/libros/libros/Gdt_eLAC_meta_13.pdf

martes, 24 de noviembre de 2009

El Virrey Cerralvo VS Jacques Cousteau

1. Puedo asegurarles que en Baja California Sur (y en todo México) muy pocos tienen algo contra Jacques Cousteau. Es más, podría asegurarles que es admirado por quienes vimos sus documentales en la televisión y supimos de sus frecuentes visitas a las aguas del golfo de California. Reconocemos sus aportaciones a la divulgación de las ciencias marinas y a la protección de las especies de ese cuerpo de mar que hoy es Patrimonio Natural de la Humanidad. De hecho, en La Paz está ubicada la sede del Observatorio Marino Jacques Cousteau, en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cinbor), gracias a la colaboración entre los gobiernos de México y Francia.

2. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. ¿Quién le dijo al secretario de gobernación (así, con minúsculas) que sólo por que puede, está autorizado a modificar el topónimo a un territorio mexicano que porta un nombre histórico desde hace más de 300 años? Y si alguien se lo dijo, ¿Por qué no preguntar a los electores si estaban de acuerdo? Y si querían cambiar un nombre, por el puro gusto de cambiarlo, ¿por qué no la nombran Isla Ramón Bravo, o Greenpeace? Sencillamente por que no. Por que un gobierno democrático no puede permitirse gobernar por decreto, sin consultar a quienes consideran (o consideramos) ese pedazo de tierra como parte de nuestra identidad y de nuestra historia, aunque nunca nos acordemos de ella y sólo la veamos en los mapas y al pasar por la Sierra de San Antonio. La identidad, finalmente, no es un acto intelectual.

3. Por fortuna, las voces en contra no se han hecho esperar. Académicos e investigadores, historiadores y antropólogos, del estado y de fuera de él; renombrados como don Miguel León Portilla, o anónimos como este humilde blogero. Hasta este momento no hay partidos involucrados, pero pronto empezarán a tomar ventajas del debate. De todas formas, bienvenidos; si los partidos convierten esto en un motivo de contienda política, tendrán su beneficio y ayudarán a que la población obtenga el suyo. No es un tema de nativos de Baja California Sur, ni de la gente del Noroeste de México, ni de ilustrados o de plebeyos. Es un asunto de toda la población, que debe demostrar a los gobernantes, del partido que sean, que no se puede mandar por que sí, por que pueden y por que nadie les dice nada.

viernes, 13 de noviembre de 2009

La Comunicación del Presidente

1. Es de lamentarse la incapacidad de comunicar correctamente de la Presidencia de la República. No es todo el poder ejecutivo, hay muestras de algunos buenos ejemplos de comunicación acertada de esta administración. Pero cuando se involucra el Presidente, cada uno de los movimientos críticos del gobierno le han significado pérdidas graves en su imagen pública. Desde la presentación del paquete fiscal y el presupuesto 2010, hasta las inútiles provocaciones de Calderón a los empresarios y la necesaria extinción de la CLyFC, no se ve estrategia ni planeación y mucho menos un cuerpo de aliados y adversarios organizados, que permitan al menos medir las consecuencias de cada una de las declaraciones públicas del mandatario y sus ayudantes.

2. Esto se puede corroborar en dos actos extremos muy recientes: I. El paquete fiscal se lanzó muy bien apertrechado detrás del remordimiento de la clase media frente al impuesto del 2 por ciento contra la pobreza. Si embargo, en cosa de tres días, no había una sola voz potente que equilibrara el zumbido adverso que creció hasta el descontrol. Lo que se anunció como un impuesto indirecto, etiquetado para los más necesitados, generalizado y compensador del ingreso, acabó siendo un IVA disfrazado, abusivo y bajo riesgo de extraviarse en una pésima administración del gasto gubernamental y el gran pretexto para continuar expoliando a los causantes cautivos. II. La extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, un acto naturalmente popular, que debió de levantar los bonos del mandatario, padece hoy de una poderosa oposición desde las trincheras más radicales de la política nacional, ha despertado un temor generalizado sobre el autoritarismo del Presidente, y hasta los aliados hacen comentarios en el estilo de “bueno, si era necesario, pero bien hecho”.

3. El caso es que cuando el Presidente Calderón informa sobre sus actos, se observa una estrategia de lanzamiento, pero nunca medidas de seguimiento, nulas previsiones sobre los escenarios posibles de respuesta, no aparecen los representantes de la sociedad civil como voces aliadas del gobierno (ni siquiera el propio PAN), y se encuentran casos lamentables, como el del Secretario de Turismo que cabildea en las cámaras para que no desaparezca la dependencia que su jefe decidió suprimir del gabinete. El diálogo entre los actores políticos es inexistente, y el ambiente político lo pudo haber descrito Alejandro Dumas: todos contra uno, y uno contra todos. Imposible evitar el sentimiento de que el Presidente está solo. Él y sólo él defiende sus iniciativas; todos las atacan desde cada uno de los frentes políticos, económicos y sociales, y los ayudantes más cercanos, los aliados naturales, permanecen discretamente callados, tras el escudo de la debilidad presidencial.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Los dos puentes

1. El debate público en el Congreso Mexicano y en los medios de comunicación sobre los días que se concederán como inhábiles con motivo de la celebración del día de la Revolución Mexicana, es fiel reflejo del extravío en el que se mueve la política nacional. Habrá quien piense que esto es una exageración, pero quisiera exponer algunas razones.

2. Primero, algunas preguntas: ¿Qué fiel burócrata decidió cambiar para el lunes 16 un puente que naturalmente caía el viernes 20 de noviembre? No encuentro la lógica de esta decisión y entre mis interlocutores diarios nadie la encuentra. Hay unas normas que definen el cambio de los días feriados junto al fin de semana, pero no es el caso; ¿Cómo es que a alguien se le ocurre discutir esto una semana antes, y por qué un tema administrativo se convierte en una diferencia política entre las dos cámaras del congreso? Entiendo que la disposición está en los terrenos de la legislación laboral, pero también entiendo que el calendario existía desde hace un año, al menos; y ¿Dónde están los negociadores del gobierno federal que administran este asunto? La pregunta no viene al caso por que hubieran permanecido callados durante el debate, sino por que el debate mismo no debió haber crecido en el congreso.

3. Una cosa es cierta: El tema es inútil. No sirve a nadie tener un día feriado más, ni a las empobrecidas familias de la clase media, ni al sector turístico que ya tenía planes para un solo puente, ni a los alumnos de las escuelas que de todas formas están por los suelos, y un día más o un día menos no les significa nada. Lo único que se me ocurre es que esta disputa sirve únicamente para mostrar el músculo de la oposición (el término está de moda, ahora con los electricistas en las calles) y las intenciones de legisladores y partidos de gobernar desde el congreso, a tientas y a locas. Grave por ellos y grave por que la administración está dejando pasar todas. El desencuentro entre los poderes es evidente y al parecer sus fronteras están diluidas. Y peor aún, el desencuentro de todos ellos con los electores es ya inocultable.