viernes, 13 de noviembre de 2009

La Comunicación del Presidente

1. Es de lamentarse la incapacidad de comunicar correctamente de la Presidencia de la República. No es todo el poder ejecutivo, hay muestras de algunos buenos ejemplos de comunicación acertada de esta administración. Pero cuando se involucra el Presidente, cada uno de los movimientos críticos del gobierno le han significado pérdidas graves en su imagen pública. Desde la presentación del paquete fiscal y el presupuesto 2010, hasta las inútiles provocaciones de Calderón a los empresarios y la necesaria extinción de la CLyFC, no se ve estrategia ni planeación y mucho menos un cuerpo de aliados y adversarios organizados, que permitan al menos medir las consecuencias de cada una de las declaraciones públicas del mandatario y sus ayudantes.

2. Esto se puede corroborar en dos actos extremos muy recientes: I. El paquete fiscal se lanzó muy bien apertrechado detrás del remordimiento de la clase media frente al impuesto del 2 por ciento contra la pobreza. Si embargo, en cosa de tres días, no había una sola voz potente que equilibrara el zumbido adverso que creció hasta el descontrol. Lo que se anunció como un impuesto indirecto, etiquetado para los más necesitados, generalizado y compensador del ingreso, acabó siendo un IVA disfrazado, abusivo y bajo riesgo de extraviarse en una pésima administración del gasto gubernamental y el gran pretexto para continuar expoliando a los causantes cautivos. II. La extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, un acto naturalmente popular, que debió de levantar los bonos del mandatario, padece hoy de una poderosa oposición desde las trincheras más radicales de la política nacional, ha despertado un temor generalizado sobre el autoritarismo del Presidente, y hasta los aliados hacen comentarios en el estilo de “bueno, si era necesario, pero bien hecho”.

3. El caso es que cuando el Presidente Calderón informa sobre sus actos, se observa una estrategia de lanzamiento, pero nunca medidas de seguimiento, nulas previsiones sobre los escenarios posibles de respuesta, no aparecen los representantes de la sociedad civil como voces aliadas del gobierno (ni siquiera el propio PAN), y se encuentran casos lamentables, como el del Secretario de Turismo que cabildea en las cámaras para que no desaparezca la dependencia que su jefe decidió suprimir del gabinete. El diálogo entre los actores políticos es inexistente, y el ambiente político lo pudo haber descrito Alejandro Dumas: todos contra uno, y uno contra todos. Imposible evitar el sentimiento de que el Presidente está solo. Él y sólo él defiende sus iniciativas; todos las atacan desde cada uno de los frentes políticos, económicos y sociales, y los ayudantes más cercanos, los aliados naturales, permanecen discretamente callados, tras el escudo de la debilidad presidencial.

2 comentarios:

AC Uribe dijo...

Carlos: Gracias por una visión equilibrada y crítica de la cuestión. Ahora sí que pobrecito Calderón, pero por su culpa. ¿Cuándo será que se entienda que la comunicación no es algo que "pasa" sino algo que se planea? Puff... En fin. Besos a todos.

Carlos Trasviña dijo...

Gracias por tu comentario, Cinthya. El problema de comunicar mal, es que cuando el contrincante comunica mejor que uno (no necesariamente bien) gana la discusión, pero no se resuelve el problema. Comunicar solventemente no es opcional, es parte del trabajo político. Yo creo.

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